martes, 14 de octubre de 2014

Para eso no


El día de hoy, después de haber llegado a mi casa, me encontré con una noticia triste y bochornosa, que me afectó, sobre todo, por tratarse de un deporte que quiero tanto, como es el fútbol. Resulta que el partido Serbia vs Albania, correspondiente a la tercera fecha de las eliminatorias para la próxima Eurocopa, tuvo que ser suspendido porque se presentó una pelea entre los jugadores de los dos equipos. Hasta ese momento no vi nada raro, pues estas cosas suelen suceder dentro de la calentura que representa un partido de fútbol. Lo que en verdad me generó desazón fue el por qué de la pelea.

La pelea inició, según leí en varios medios, porque un dron con la bandera de lo que se denomina la 'Gran Albania' sobrevoló el campo de juego y un jugador serbio trató de bajarla, provocando la molestia de los jugadores albaneses y desencadenando la pelea. Entonces, intrigado, decidí averiguar que es la 'Gran Albania', y descubrí que se trata de un proyecto para unir a las comunidades albanesas, las cuales están en Kosovo, el sur de Montenegro, el norte de Grecia, el occidente de Macedonia y, por supuesto, Albania. De hecho, en Kosovo se han presentado manifestaciones apoyando esta iniciativa. Se trata de un conflicto que no es nuevo y no parece tener una pronta solución, pero ese no es el punto.

Lo que me preocupó de sobremanera es que un partido de fútbol se preste para estas cosas. Obviamente en otros casos también se ha hecho uso del fútbol para difundir un mensaje político, de hecho hace poco sucedió en un partido del Barcelona, pero este caso es más grave, pues se está poniendo al futbol como excusa para violentar al que piensa diferente. Se están llevando a la cancha los problemas externos, tal como hacen las 'barras bravas' en latinoamérica, haciendo ver al deporte como un instrumento político y de violencia. y eso no es lo que es (o debe ser) el deporte.

El deporte, cualquiera que sea, tiene que ser un espacio mejor que el mundo, un espacio que nos pueda sacar la cabeza, aunque sea por míseros noventa minutos, de todos los problemas que tenemos, no algo con lo que podamos desquitarnos o desahogarnos. Nadie, así sea la dictadura más atroz o un pueblo clamando por ser lo que quiera ser, debe aprovecharse de esa naturaleza del deporte para manipular a la gente, así como nadie debe aprovechar la pasión que representa para desahogar sus demonios internos ni para expresar 'legítimamente' su odio hacia otros, pues de hacerlo, pueden lograr dañar, o perjudicar aún más al fútbol o a cualquier deporte. Esto es, francamente, lo que me temo que siga pasando.


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