jueves, 25 de septiembre de 2014

Un loco suelto

El día de hoy, el magnate británico Richard Branson, propietario del grupo Virgin, anunció una determinación bastante particular. Branson, cuyo grupo consta de más de 360 empresas y alrededor de 50.000 empleados, decidió permitir a sus trabajadores tomar vacaciones en el momento que deseen y hasta que lo consideren pertinente. Esta decisión, revolucionaria como pocas, muestra a un personaje preocupado por sus empleados y, más que eso, que confía en ellos.

Branson afirmó que confía en que los trabajadores aprovecharán estas licencias solo en momentos en los que crean que su ausencia no afectará el rendimiento de los proyectos que entonces se encuentren en curso. Es esta una decisión bastante rara en estos tiempos, en los que se prioriza siempre una mayor producción y en los que, muchas veces, se dejan de lado los intereses y la comodidad de este mismo. Medidas de este tipo logran que el empleado sienta una mayor sensación de comodidad y autonomía, lo que fomenta en el los deseos de trabajar, así como la creatividad y productividad de ellos. Además, hacen que el empleado tenga un mayor control de su vida, lo que lo hace acercarse, a paso firme, hacia su libertad y felicidad real.

Sin embargo, es necesario recordar que cada cosa que nos brinda más libertad nos entrega, a su vez, una responsabilidad. Esta confianza que le brinda Branson a sus trabajadores les entrega una responsabilidad , la de no defraudarla. Y para no defraudarla y poder seguir teniendo libertades como esa, deben tener el criterio suficiente para saber cuando es el momento en el que deben hacer uso de dichas libertades, para no incurrir en el abuso. Los reta, además a demostrar que el empleado también es un hombre pensante (cosa que parece pensar Branson), que no es una extensión de la máquina. De ellos depende, aunque suene muy fuerte, que este modelo prospere y sea replicado por otras compañías, que la idea crezca o que muera.

Medidas como esta pueden, aparentemente, ser bastante riesgosas y locas, pero son los locos y los arriesgados o, más bien, los valientes e innovadores, quienes logran los cambios. Ideas como estas son las que motivan al cambio, pues se relaciona al bienestar del empleado con el de la compañía y se piensa más allá de la simple producción en masa. Branson ha dado el primer paso para fomentar un cambio, algo que pocas veces se ve en nuestra sociedad, donde todos hablan pero nadie hace. El ya lo hizo. El ya hizo lo suyo. Ahora es el turno de sus empleados, son ellos quienes deben respaldar a su jefe, pues de no hacerlo, lo harían quedar mal y ayudarían a fomentar esa visión que se tiene de quién confía, al que se le ve como un idiota. Ellos, y solo ellos, son quienes lo pueden respaldar. Solo el tiempo dirá si lo hacen o no.


martes, 23 de septiembre de 2014

Cobardía


El pasado 9 de septiembre se dio una situación atípica: El gobierno de EE.UU. revirtió una orden de extradición que pesaba contra Ariel Josué Martínez, un humilde y trabajador carpintero residente en San Vicente del Caguan. Este hombre ya había sido atropellado por el estado, pues, cuando los paramilitares mataron a su padre y a su tío, los militares dijeron que habían dado de baja a dos comandantes guerrilleros. Ariel Josué ni siquiera finalizó su bachillerato, pero estaba acusado de encabezar una sofisticada red de blanqueo de dinero y, de no ser por la ayuda que le brindó la población del municipio, se encontraría en una prisión americana. Este caso tiene, definitivamente y como se dice de manera coloquial, mucha tela para cortar. Pero quisiera tratar un aspecto en particular.

Siendo terrible la torpeza cometida por la justicia norteamericana, fallo que, aunque intento, no me puedo explicar, resulta siendo inclusive más aterradora la actitud adoptada por las autoridades colombianas. No puede suceder que se apruebe una extradición de un ciudadano a otro país sin siquiera mirar el caso, que es la única explicación que encuentro para explicar, sin justificar, semejante ridiculez. Resulta inimaginable que una decisión de este tipo sea aprobada, no en una, sino en dos instancias legales de distintos países. El error en la justicia americana puede llegar a ser entendible, pero resulta inconcebible que Colombia sea tan sumisa a los Estados Unidos como para mandar a una cárcel extranjera a un ciudadano inocente, al que además ya había perjudicado anteriormente. Es aterrador ver como un país abandona a su suerte a un ciudadano, solo por quedar bien con los Estados Unidos.

Por otro lado, el carpintero, como se ha hecho conocido en estos días, no recibió más que una tímida disculpa por parte de EE.UU., pues estaban muy ocupados juzgando y atacando las violaciones a los derechos por parte del Estado Islámico como para resarcir las propias. El gobierno, como era de esperarse, tampoco se pronunció rechazando este hecho, que pasó desapercibido, siendo tapado por los goles de James, la caída de Nairo y el ídolo de turno (antes fue Gabo, ahora Ceratti). Sin embargo, #somoscapaces.

Con lo que dije no pretendo dar a entender que los gringos no se pueden equivocar, pues todos tenemos ese derecho. Lo que pasa es que cuando uno se equivoca debe aceptar su error con gallardía, pedir perdón y resarcirlo dentro de lo posible, no actuar como si no hubiera pasado nada. Pero ellos, americanos y colombianos, optaron por la segunda, mientras juzgan, con la doble moral que nos caracteriza, las atrocidades que suceden en otras partes del mundo. Eso es cobardía en sentido puro, tapar los errores para no reconocerlos. Y eso no lleva, de ninguna manera, a corregirlos.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Falacia

Hace poco en clase de español nos enseñaron, a mi y a mis compañeros de décimo grado, que era una falacia y qué tipos existían. Básicamente, las falacias son argumentos que, aunque parecen ser validos, no lo son. Esta herramienta suele ser utilizada por dos razones principales: el intento de embaucar, como se dice coloquialmente, al interlocutor para persuadirlo de la posición defendida; o, simple y llanamente, por ignorancia. Cabe mencionar que el hecho de que una premisa sea defendida por una falacia no implica que sea falso. El caso es que desde esa clase empecé a mirar con más suspicacia todos los textos y noticias que veía, en búsqueda de lograr la detección de ellas. Pero hoy fue, sin duda, el día en que encontré a su mejor expositor. 

Hoy se presentó en el congreso colombiano uno de los debates más polémicos de los últimos tiempos, el del paramilitarismo y el narcotráfico, organizado por el senador Iván Cepeda en contra del senador y ex-presidente Álvaro Uribe. Cepeda, cómo era de esperarse, lanzó una serie de acusaciones hacia Uribe sobre nexos con grupos al margen de la ley, acusaciones que no demorarán en ser examinados por algún juez de la República. Pero fue la defensa del ex-presidente lo que me causó la mayor sorpresa. Primero, hay que decir que Uribe abandonó el debate durante la exposición de las acusaciones de Cepeda, aunque después volvió para ejercer su legítimo derecho a la defensa. 
Fue entonces cuando empezó el festival del sofismo colombiano en el congreso colombiano. La forma en que el calificado por algunos como el 'polítco más frentero de Colombia' utilizó su defensa no pudo ser mejor definida que como lo hizo el senador Carlos Galán quien dijo "viene, se despacha contra unas personas y se va. Esa es su forma de ser frentero". Y es que Uribe, en vez de usar su tiempo para refutar con argumentos las acusaciones que se hicieron sobre él, que era el objetivo del debate, comenzó a acusar de vuelta a su interlocutor y a otros personajes del gobierno, utilizando lo que se conoce como falacia ad hominem. Aseguró, entre otras acusaciones, que Iván Cepeda tenía nexos con la guerrilla y que el canal Capital era 'un instrumento servil del terrorismo'. Estas acusaciones pueden ser ciertas, como puede que no lo sean, pero esto no hace que el argumento o la denuncia de Cepeda sea falsa. Fue esta su estrategia para hacer que el debate tomara otro rumbo, para evadir las acusaciones de las que se dice inocente.

Solo el tiempo y la justicia colombiana dirán si Uribe estuvo aliado con narcos y paras, o si Cepeda lo estuvo con las FARC o si el canal Capital ha sido 'servil al terrorismo' pero no es lo único que me preocupa, sin dejar de intrigarme, la veracidad de las acusaciones de uno y otro lado. La principal preocupación que me genera este debate es que un señor que fue presidente de nuestra patria por dos periodos consecutivos, ademas de ser ahora senador, no se pueda defender de nexos con las organizaciones más violentas en la historia del país sino con palabrería, que no encuentre defensa sino en las falacias. Por otra parte, no se cual sería la razón más preocupante de la obligación del ilustre senador a utilizarlas, si la ignorancia o la intención de engañar. Creo que la respuesta, sea la que sea, es grave y preocupante para el país., que tiene que buscar mejores dirigentes


martes, 9 de septiembre de 2014

El Ciclo Sangriento


Ya ha pasado un tiempo desde que Israel y Hamás firmaron el último acuerdo de cese al fuego. Fueron más de 2100 los muertos, que en su mayoría eran Palestinos del común, civiles, a los que Israel liquidó con la excusa de que Hamás los usaba como escudo, creyendo que esto les daba el derecho de matarlos. Israel, ejerciendo su 'defensa', ha destruido cerca de 17.000 casas en palestinas y ha producido daños cuya reparación costará más de 4.500 millones de dólares. Cabe recordar que durante los últimos años se han producido varias 'defensas' de Israel hacia Gaza, por lo que el daño total resulta aun mayor. Hasta aquí, parecería que la crueldad del estado israelí  solo la están pagando los palestinos. Pero esto no es del todo cierto.

En los últimos años se ha visto en Europa una resurrección de un fantasma de su pasado vergonzoso que creían haber enterrado: el Nazismo. Se ha presenciado el aparecer de muchos grupos neo-nazis, jóvenes de cabezas rapadas que salen a la calle a agredir judíos, quizás motivados por la tiranía mostrada en Gaza. La población judía en Europa, que no ha hecho nada para que se le persiga, se ha dado cuenta de esto y ha empezado a emigrar a Israel, como lo evidencia el aumento de deserciones de judíos con destino a Israel.

Parece ser que las acciones que ha ejecutado el gobierno israelí contra los palestinos han revivido ese antisemitismo rabioso de los tiempos de Hitler. El accionar fascista del Estado de Israel, que fue víctima de este mismo tipo de opresión, ha terminado por perjudicar a su pueblo, que tiene que dejar todo para conservar su seguridad. El pueblo Israelí ha sido víctima de su propio gobierno, que ha aportado a continuar el ciclo siniestro de la violencia, que tampoco van a parar los neo-nazis, claro está. 

El mundo ha estado sucumbido en el ciclo violento desde el primer momento, pues estamos acostumbrados a que la venganza es la única forma de tener paz, a la teoría del ojo por ojo, diente por diente. Creemos, por ejemplo, que la forma de que haya justicia y paz es que el criminal vaya a la cárcel, que sufra lo mismo que nosotros. Con ese pensamiento no cortaremos nunca el ciclo violento y volveremos a ver muchas veces en la historia más Hitlers y Stalins. La única forma en que se puede llegar a cortar el mencionado ciclo es mediante el perdón, mediante la tolerancia de esos que nos han hecho daño, no por la venganza. Debemos, al contrario, entender al que piensa distinto y respetarlo, así como el lo debe hacer con nosotros.

Es hora de que comprendamos que una acción violenta genera una reacción igual en su contra, la única forma de cortar ese círculo vicioso es haciendolo nosotros mismos, no esperando a que el otro sea el que cambie. Siempre alguien tiene que dar el primer paso y el único que puede decidir hacerlo es cada uno por sí mismo.

martes, 2 de septiembre de 2014

Un Hombre Nuevo

En los últimos días ha sido furor la noticia del retorno a la libertad de John Jairo Velásquez Vasquéz, el sicario de confianza de Pablo Escobar. 'Popeye', cómo era conocido en sus épocas delictivas, confesó haber cometido más de 300 asesinatos, además de haber coordinado alrededor de otros 3000. Cumplió una pena de 23 años, lo que ha generado cierta polémica. Mucha gente no puede concebir la idea de que una persona que haya cometido tantos y tan atroces crímenes pagué tan "pocos" años de cárcel. Para muchas víctimas esta pena es demasiado corta para alguien que no solo les causó dolor a ellos, sino que también hizo mucho daño a Colombia. Sin embargo, más importante que la extensión de la pena es que 'Popeye' realmente haya recapacitado y se haya convertido en un ser que puede habitar normalmente una comunidad. Es esto lo que en verdad debería inquietarnos, por lo menos a mi me intriga.

Él dice que sí, que es un hombre nuevo. Dice, también, que se arrepiente de todo lo que hizo en ese entonces y que estaría dispuesto, por su experiencia, a colaborar en un eventual post-conflicto. Además, Velásquez ha confesado muchísimas cosas, que incluso le pueden costar la vida ahora en libertad. Todo esto sumado al hecho de que cumplió la condena, así sea o parezca insuficiente, que la justicia le impuso. No estoy diciendo que se le deba hacer un altar ni ponerlo como ejemplo de las futuras generaciones, pero se le debe dar el beneficio de la duda, la oportunidad de que demuestre que sí cambió. Tampoco digo que el que 'Popeye' haga esto le vaya a devolver la vida a esas 3300 personas, pero también es cierto que tenerlo tras las rejas tampoco lo va a hacer.

En estos tiempos en los que el facilismo abunda en las autoridades, en los que siempre se aplica el viejo refrán que dice ' lo que no sirve que no estorbe', un acontecimiento de este tipo nos pone a prueba como sociedad. Finalmente, este suceso nos permitirá apreciar si esta es una sociedad en la que es posible cambiar, o si una persona que comete uno o muchos errores, aunque recapacite, no podrá volver a ser parte de la comunidad.