miércoles, 17 de septiembre de 2014

Falacia

Hace poco en clase de español nos enseñaron, a mi y a mis compañeros de décimo grado, que era una falacia y qué tipos existían. Básicamente, las falacias son argumentos que, aunque parecen ser validos, no lo son. Esta herramienta suele ser utilizada por dos razones principales: el intento de embaucar, como se dice coloquialmente, al interlocutor para persuadirlo de la posición defendida; o, simple y llanamente, por ignorancia. Cabe mencionar que el hecho de que una premisa sea defendida por una falacia no implica que sea falso. El caso es que desde esa clase empecé a mirar con más suspicacia todos los textos y noticias que veía, en búsqueda de lograr la detección de ellas. Pero hoy fue, sin duda, el día en que encontré a su mejor expositor. 

Hoy se presentó en el congreso colombiano uno de los debates más polémicos de los últimos tiempos, el del paramilitarismo y el narcotráfico, organizado por el senador Iván Cepeda en contra del senador y ex-presidente Álvaro Uribe. Cepeda, cómo era de esperarse, lanzó una serie de acusaciones hacia Uribe sobre nexos con grupos al margen de la ley, acusaciones que no demorarán en ser examinados por algún juez de la República. Pero fue la defensa del ex-presidente lo que me causó la mayor sorpresa. Primero, hay que decir que Uribe abandonó el debate durante la exposición de las acusaciones de Cepeda, aunque después volvió para ejercer su legítimo derecho a la defensa. 
Fue entonces cuando empezó el festival del sofismo colombiano en el congreso colombiano. La forma en que el calificado por algunos como el 'polítco más frentero de Colombia' utilizó su defensa no pudo ser mejor definida que como lo hizo el senador Carlos Galán quien dijo "viene, se despacha contra unas personas y se va. Esa es su forma de ser frentero". Y es que Uribe, en vez de usar su tiempo para refutar con argumentos las acusaciones que se hicieron sobre él, que era el objetivo del debate, comenzó a acusar de vuelta a su interlocutor y a otros personajes del gobierno, utilizando lo que se conoce como falacia ad hominem. Aseguró, entre otras acusaciones, que Iván Cepeda tenía nexos con la guerrilla y que el canal Capital era 'un instrumento servil del terrorismo'. Estas acusaciones pueden ser ciertas, como puede que no lo sean, pero esto no hace que el argumento o la denuncia de Cepeda sea falsa. Fue esta su estrategia para hacer que el debate tomara otro rumbo, para evadir las acusaciones de las que se dice inocente.

Solo el tiempo y la justicia colombiana dirán si Uribe estuvo aliado con narcos y paras, o si Cepeda lo estuvo con las FARC o si el canal Capital ha sido 'servil al terrorismo' pero no es lo único que me preocupa, sin dejar de intrigarme, la veracidad de las acusaciones de uno y otro lado. La principal preocupación que me genera este debate es que un señor que fue presidente de nuestra patria por dos periodos consecutivos, ademas de ser ahora senador, no se pueda defender de nexos con las organizaciones más violentas en la historia del país sino con palabrería, que no encuentre defensa sino en las falacias. Por otra parte, no se cual sería la razón más preocupante de la obligación del ilustre senador a utilizarlas, si la ignorancia o la intención de engañar. Creo que la respuesta, sea la que sea, es grave y preocupante para el país., que tiene que buscar mejores dirigentes


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