martes, 26 de agosto de 2014

Marionetas


Durante toda la extensión de su historia, la especie humana se ha caracterizado por estar, casi siempre, en guerra. Se han librado batallas de proporciones gigantescas a través de todo el planeta, dejando millones de muertos y se han dado por todos los motivos que se le pueden ocurrir a una persona, incluso más. Sin embargo, muchas de las guerras se podrían haber evitado si la sociedad como tal se hubiera puesto a pensar en los motivos por los cuales luchan, los ideales que defienden.

Existen muchísimos ejemplos de conflictos bélicos de la humanidad que se han entablado o se continúan peleando sin los soldados saber cuál es el motivo, o sabiendo que ese motivo no es importante para ellos. Sin embargo, los dirigentes siguen enviando tropas al campo de batalla, sin preocuparse por un segundo en el sentir de su pueblo, el que le eligió.

Esto lo podemos ver actualmente en Gaza, en el conflicto entre palestinos e israelíes. Estoy más que seguro que son muy pocos los israelíes de a pie que pretenden exterminar a todo palestino sobre la tierra y la mayoría de los que sí piensa de esa forma, que sí odia a los palestinos, probablemente no sabe por qué lo hace. Así mismo, no creo que los palestinos del común pretendan algo parecido contra los de Israel. Estoy seguro que los palestinos solo pretenden vivir tranquilos, sin bloqueos, sin temor, así como los israelitas solo quieren no ser sorprendidos en la calle por una bomba cortesía de Hamás. El problema radica en que los gobiernos no velan por el sentir de sus pueblos, que son, realmente, los que ponen las víctimas, sino que quieren el exterminio del otro, que es imposible o sería extender demasiado la guerra, pero como los que pelean no son ellos, como los que sufren no son ellos.

Es por eso que las guerras se extienden tanto, porque para los gobiernos no son más que un juego de video. En conclusión, las guerras terminan siendo combates entre dos ejércitos, que no tienen nada en contra del otro, peleando, al estilo de peleas de narcos, por los intereses de su 'patrón'. La gente en sus casas no puede dormir tranquila, a la espera de que una bomba acabe con ese miedo permanente. Mientras tanto, los 'patrones' están en sus casas, tranquilos, bebiendo whiskey.

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